Cuando hablamos de Compliance debemos tener en claro que una de las dificultades que se presentan es lograr que todos los miembros de la empresa o institución se apropien de su valor y aporte. Sin un compromiso convencido de todos los niveles de la organización, difícilmente habrá una base sólida para que las buenas prácticas formen parte de la cultura organizacional.
La comunicación juega aquí un rol indispensable dado que se constituye como soporte y facilitadora de las acciones que se emprendan para que la organización recorra un camino virtuoso al éxito, entendido éste como el logro de sus objetivos, garantizando la integridad, la transparencia y la sostenibilidad en todo su hacer.
En este sentido, es indispensable trabajar desde un principio en Compliance y comunicación de manera integrada con el fin de influir positivamente sobre la cultura organizacional.
Preguntas tales como ¿qué hacemos? ¿cómo lo hacemos? ¿cómo nos vemos en el futuro? y ¿con qué valores lo vamos a conseguir? permiten replantear los métodos para buscar nuevos modos y se presentan, por lo tanto, como una buena puerta de entrada para introducir el Compliance en una organización.
La construcción o redefinición de la visión, misión y valores institucionales constituyen una estrategia movilizadora y ampliamente convocante que permite aunar criterios y abrir un camino de oportunidades de mejora.
El cuestionamiento y la conversación suelen ser un buen punto de partida para comenzar un proceso de sensibilización en todos los miembros de una entidad respecto al valor y aporte de una gestión basada en la integridad y la sostenibilidad. Sobre todo porque aún hoy, parecen conceptos abstractos alejados de la realidad concreta de cada uno. Y justamente por esa razón, debemos concentrar esfuerzos en lograr que sean encarnados como valores primordiales para avanzar en la construcción de un futuro mejor.
La consolidación de la cultura organizacional deseada debe ser vehiculizada a través del «tone at the top» (tono en la alta dirección) y «tone at the middle» (tono de los mandos medios) que debe ser consistente con los objetivos. En cada nivel debe ejercerse el liderazgo para promover y ejercer la conducta ética esperada.
La comunicación es una herramienta fundamental para acompañar y complementar este proceso de sensibilización que consideramos tan necesario. Recomendamos diseñar un plan de comunicación a medida de la organización que no solo se proponga reforzar los conceptos, sino que principalmente convoque a la reflexión y a la acción, ya que la mejor manera de lograr la asimilación de las ideas, es cuando nos involucramos en ellas.
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