El Compliance, como cualquier sistema vinculado a una empresa debe ser lo suficientemente flexible para adaptar su planes y programas a los vaivenes de la industria y el mercado. 

La crisis sanitaria y económica que desató el COVID-19 nos colocó ante una situación sin precedentes, con un alto nivel de incertidumbre, que supone un gran desafío tanto para la sociedad como para la mayoría de compañías de todos los sectores.

El Compliance no puede relajar su rol ante argumentos de necesidad y urgencia, por el contrario debe robustecerse con el fin de cumplir su objetivos y acompañar a la gestión en su obligada adaptación, que contempla, como mínimo:

  • Adecuar los procedimientos y previsiones para el teletrabajo.
  • Garantizar la seguridad de la información.
  • Adoptar medidas de seguridad para los trabajadores que concurren a espacios comunes (controles de salud, elementos de protección e higiene, distanciamiento).
  • Implementar protocolos para garantizar la seguridad en los casos de contacto con el público.

En este sentido, la agenda del Compliance debe contemplar el análisis de la normativa aplicable, la identificación de los riesgos derivados de los nuevos procedimientos y del contexto económico (prácticas monopólicas, sobreprecios, fraude, insolvencia, entre otros), la definición de roles dentro de la organización y la planificación e implementación de nuevos procedimientos. Así como también asegurarse que toda la organización conoce las nuevas pautas de actuación y sus correspondientes riesgos. La comunicación juega aquí, un rol central.

Es importante, asimismo, que se deje constancia de todas las acciones llevadas a cabo durante esta situación para garantizar la evidencia documental que quizás pueda ayudar a demostrar, en el futuro, el máximo compromiso con el cumplimiento de las normas y la legalidad en un eventual procedimiento penal contra la sociedad.

En este contexto, resalta entonces, la real dimensión que adopta el Compliance como soporte de las organizaciones, que en situaciones excepcionales como las que estamos atravesando, juega un rol clave para aumentar la confianza del mercado, de los clientes y proveedores, y la seguridad de sus trabajadores.